sábado, 5 de diciembre de 2020



LAS VOCES DE LA CUADRILLA

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Juan Salvador Ondoño López vino al mundo un 24 de junio de 1934 en la Casa Nueva en el Campo de San Juan, pedanía del termino municipal de Moratalla. Yo diría que nació con ese don natural que es el de tener un oído excepcional, cosa que muy pocos humanos pueden tener.

En Nerpio posiblemente en febrero de 1992 

Salvador de "La Venta", Salvador "del violín", Salvador de  "Casa Rivera" es una institución dentro del mundo de la música tradicional, dentro del mundo cuadrillero y, de él, han aprendido muchísimas personas que se le han arrimado para poder entender un poco mejor eso de la música tradicional.


Salvador no pudo ir ni a la escuela, pero su sabiduría es tan grande que yo me atrevería de comparar con cualquier otra persona por estudios que tenga.  Salvador no sabe de letras, pero no las necesita, ya que al poco de empezar a hablar con él, podemos quedarnos con su saber estar y saber ser, esas cosas tan difíciles de lograr.
Salvador trabajó de pastor, de labrador, emigró a Francia, fue temporero y es capaz de ir con la cabeza bien alta por donde pisen sus pies



La guitarra la aprendió a tocar viendo al Tío Zacarías y al Tío Rojo del Orihuelo
Por aquellos años jóvenes, empezó a subir, primero a la Casa de Rivera y después a La Risca el maestro Alfonso Casanueva de Benablón, el cual le enseñó a tocar, o mas bien, empezó a enseñarle el violín y desde aquellos años es un instrumento que siempre le ha acompañado. Solamente recibió catorce lecciones, ya que al dar las clases en La Risca, Salvador tenia que desplazarse a la misma andando y por la noche, por lo que decidió no seguir, ya que era un esfuerzo excesivamente grande tras un día de fuerte trabajo en el campo.
Alfonso de Casanueva enseñaba a tocar, además del violín la guitarra, siendo muchos los que la aprendieron. El violín, me dice Salvador, solo lo aprendieron Miguel de Marcos y él.
Por curiosidad saber que el maestro Alfonso Casanueva cobraba al mes la cuota de 50 pesetas.


Salvador me cuenta, con cierta sonrisa picarona, que con lo que le enseñó, siguió tocando y aprendiendo el solo.
Cuando se hacía baile por alguno de los cortijos y que, por lo general, eran los domingos, Alfonso Casanueva  iba con su violín a tocar y Salvador se "empapaba" de todo lo que veía y escuchaba y cuando llegaba a su casa, ya a veces a deshoras, encendía la lumbre y no paraba hasta que conseguía sacar todo lo que había visto y escuchado.
Salvador es un gran músico, pensad que es capaz de tocar más de veintitrés diferentes canciones, entre Jotas, Malagueñas, Pardicas, Gandulas, Animerás, Villancicos, Aurora, ese Son pesaos y Son ligero y tantas otras que lo hacen ser lo que es, Salvador.

 
Con algunos de sus compañeros tocando en la puerta de su casa

Salvador siempre ha tocado esas jotas, esas malagueñas, esas pardicas, esos villancicos....que tanto nos gustan y que a tanta gente a través de esos, diría yo, más de sesenta años, ha llevado por tantas cortijadas, pueblos, ciudades, televisiones...de tantos lugares donde ha sido invitado y, siempre, marcando con su violín la música y, seguro, que algunos, no pocos,  podrían haber empezado sus relaciones y escarceos amorosos con esas músicas.


Una de las cosas que tiene Salvador es su sentido del humor, pero que muy fino.

A  finales de la década de los ochenta del pasado siglo, fue uno de los promotores de la actual Cuadrilla y que junto a músicos del Calar de la Santa, El Sabinar y Campo de San Juan formaron lo que actualmente somos siendo él, por qué no decirlo, insignia clave en la misma. Su violín, con esa característica propia de tocar, le ha dado una musicalidad propia a la Cuadrilla a la que tanto quiere y nosotros le queremos

 
Pero no podemos hablar de Salvador, sin nombrar a Dolores, su mujer, su compañera de viaje. Dolores Navarro López nos dejó un 3 de junio del año 2016 y, creo yo, era también una pieza clave en la Cuadrilla. Su casa siempre abierta. Su casa era lugar de reunión, de música, de baile... 


Y tampoco olvidar a esa nieta suya a la que tanto quiere. Irene también domina el violín.

La casa de Salvador siempre abierta y con ganas de ayudar y colaborar. En este caso, con dos miembros de la Asociación Buenas Migas transmitiéndoles sus conocimientos y sapiencias.

Salvador no es solo parte de esa memoria colectiva, si no que su imagen, creo yo, es una de las mas  fotografiadas del "mundillo cuadrillero.
Para terminar os quiero dejar con palabras de nuestro buen amigo Julio Guillén Navarro, que tanto en su Tesis Doctoral , leída en el año 2014 en la Universidad de Valladolid, como en su libro Animeros de Caravaca  escribe así de Salvador:


Tocando con su Cuadrilla en círculo, como es costumbre de la misma. Hay que verse para poder tocar bien.

".. Entre otras muchas cosas, Salvador tiene un oído finísimo que puede detectar
 si todos los instrumentos van templaos y también tiene una idea muy concreta de como debe de sornar la música...
 Llevamos un compañero que tiempla con la afinadora. Pero yo me gusta más de templar con lo otro. Que la dulzura esa que le damos templando con el oido, la afinadora no la lleva. La afinadora lleva un sonido muy afinao, muy refinao, pero na más; dulzura lleva poca. Y entonces, templando como Dios manda (toca el acorde de Mi Mayor), ¿ no ves qué bien dice?. De la otra manera no dice igual, esa dulzura no la lleva. Es que lleva un sonido asin como suerto, y de la otra manera (con afinador) lleva un sonido atao. Es un sonido igual, pero es un sonido atao, y éste es un sonido suerto.¿No ves qué sonido más rematao? Hay que tener oreja pa eso"

Completa la información en:https://youtu.be/o-yyYDsKBFs


En Barranda en 1988
Larga vida a nuestro amigo y compañero Salvador
 y que sigas siendo así.

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2 comentarios:

  1. Una gran semblanza de un buen artista. Preciosa.

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  2. Muchas gracias. Aportaciones como la tuya nos anima a seguir en la brecha. Un abrazo.

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